Los niños necesitan comer para crecer y, aunque muchos padres se sorprendan o se alarmen de que sus hijos siempre estén hambrientos, es algo perfectamente normal. La clave para saciar correctamente su apetito sin deteriorar su salud está en elegir bien los menús de los más pequeños y en enseñarles a comer, lección que les será de gran utilidad para mantenerse sanos a lo largo de su vida adulta.
Gracias a una correcta alimentación desde edades tempranas se pueden combatir enfermedades y aumentar la esperanza de vida, ya que los niños con sobrepeso son más proclives a desarrollar en un futuro patologías relacionadas con la obesidad, como la diabetes, enfermedades cardiovasculares, artrosis e incluso cáncer. Es en el periodo escolar cuando se deben consolidar los hábitos alimenticios saludables, y es responsabilidad tanto de los padres como de los colegios educarles nutricionalmente, pues un niño que ha visto a sus padres comer de forma equilibrada mantendrá esas costumbres adquiridas cuando sea mayor.
La obesidad infantil ha sido calificada por la OMS como una epidemia global del siglo XXI. Se trata de una condición donde el exceso de grasa corporal afecta negativamente a la salud o bienestar de un niño y que se produce por consumir más calorías de las que se queman durante un periodo prolongado de tiempo. Solo en la Comunitat Valenciana ya afecta al 13% de niños y los expertos calculan que un 80% de los menores obesos continuarán siéndolo en la edad adulta, lo que convierte esta enfermedad en un serio problema de salud pública.
Para contrarrestar la tendencia de una mala alimentación unida al sedentarismo (principal causa de la obesidad), contamos no solo con el ejercicio físico sino también con los alimentos funcionales, que son aquellos que tienen un efecto beneficioso sobre la salud. Recientemente científicos del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos del CSIC, la Universitat de València y la Universidad Politécnica de esta misma ciudad, en colaboración con el Hospital Doctor Peset, han desarrollado un ‘snack’ a base de manzana deshidratada enriquecida con zumo de mandarina que, según un estudio realizado con 48 niños obesos de entre 9 y 15 años, reduce diversos factores de riesgo cardiometabólico y mejora el índice de grasas en sangre.
La Jefa del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Doctor Peset, Pilar Codoñer, explica que «aunque el producto por sí solo no produce una pérdida de peso, sí contribuye a mejorar la calidad de vida» de los pacientes, ya que es una forma de prevenir la ingesta de otro tipo de ‘snacks’ que contienen grasas perjudiciales. Solo 40 gramos del producto equivalen a dos manzanas y a un vaso de zumo de mandarina y se ha demostrado que con el consumo diario de esa cantidad de ‘snack’ ya mejoran los niveles de colesterol y presión sanguínea en los niños que padecen obesidad. Asimismo Codoñer considera que es un producto muy interesante porque con muy poca cantidad se aporta una gran concentración de elementos bioactivos que son muy efectivos.
Manzana y mandarina: una alianza muy eficaz
Todos conocemos las propiedades antioxidantes de la manzana que, unidas a los cítricos y a su aporte vitamínico, además del efecto saciante, crean el perfecto tentempié. La tecnología empleada para elaborar este novedoso «snack» es la impregnación al vacío, que consiste en introducir compuestos en la estructura interna de frutas o vegetales. Las manzanas verdes se cortan peladas en rodajas de 5 milímetros de grosor y se enriquecen con mandarinas cultivadas en huertos de Turís, de forma que la matriz alimentaria de la manzana se ve fortalecida con las propiedades del zumo de mandarina, incrementándose la capacidad antioxidante de ambos alimentos al combinarlos.
La costumbre de picar entre horas ya no será tan perjudicial si aprovechamos para comer este piscolabis doblemente nutritivo. El producto, elaborado con talento valenciano, ofrece tanto a grandes como a pequeños una sabrosa y sana alternativa a los tradicionales aperitivos: grasientos, calóricos y tremendamente adictivos. Este ‘snack’ saludable de manzana y mandarina incluso presenta esa textura crujiente a la que estamos acostumbrados en los aperitivos gracias a la eliminación del agua mediante la deshidratación de las rodajas de manzana, técnica que además concentra los nutrientes.
La Universitat Jaume I crea una herramienta web contra la obesidad
Estos días la consultora multinacional Everis ha anunciado que coordinará en España el desarrollo del proyecto MEAL (Modifying Eating Attitudes and Actions through Learning) con la participación de grupos de investigación de la Universitat Jaume I y la Universitat de València como expertos en desórdenes psicológicos y terapias de tratamiento de la obesidad infantil. En el caso de la UJI, la investigación la llevará a cabo el Laboratorio de Psicología y Tecnología (LabPsiTec), bajo la dirección de Cristina Botella. Además, en el proyecto, que está financiado por la Comisión Europea con un importe de 500.000 euros, hay implicados tres socios europeos de Noruega, Austria e Italia y contará con el apoyo del CIBERobn (Centro de Investigación Biomédica en Red y Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición).
El proyecto MEAL ofrecerá, a través de una herramienta TIC, una metodología de formación para los profesores, estudiantes y profesionales de la nutrición que les permitirá adquirir, entrenar y ofrecer a los niños educación nutricional básica y entrenamiento en conductas alimentarias saludables. Actualmente, estos contenidos, no están incluidos en el currículo académico de las carreras de Educación Primaria y Nutrición.
MEAL ofrecerá una plataforma web para facilitar la enseñanza de la nutrición en las escuelas. La herramienta se basará en un modelo educativo que permitirá «aprender haciendo”. Es decir, no sólo aprenderán conocimientos nutricionales, sino que también entrenarán habilidades a través de un serious game en el que tendrán que dar de comer a una familia, con productos creados por ellos mismos. Esta herramienta será implantada en las escuelas para niños de entre 9 y 12 años, y permitirá seleccionar fases del juego para que los menores sigan practicado en sus casas. G. Ferrándiz/COECS/UJI/GVA.