Las antraciclinas son un grupo de medicamentos que se emplean en el tratamiento del cáncer. Se encuentran entre los agentes quimioterapéuticos más comunes y uno de sus efectos secundarios adversos es la cardiotoxicidad. La cardiotoxicidad por antraciclinas es un problema clínico significativo, por lo que son necesarios marcadores precoces de este fenómeno para evitarla o tratarla en fases todavía reversibles, teniendo en cuenta la tasa de supervivencia en pacientes de cáncer de mama.
Supervivencia y cardiotoxicidad
La supervivencia del cáncer de mama ha aumentado significativamente en los últimos años. Sin embargo, las complicaciones cardiovasculares que pueden aparecer tras los tratamientos tienen profundas repercusiones en la calidad de vida y la supervivencia de estas pacientes.
Según la Asociación Española contra el Cáncer, la supervivencia de las pacientes con cáncer de mama ha mejorado en los últimos 20 años y se sitúa en el 82,8% a los 5 años del diagnóstico. También la supervivencia del cáncer infantil se encuentra, en general, en un 80% a los 5 años.
La cardiotoxicidad crónica se manifiesta generalmente 10 años después del inicio del tratamiento con antraciclinas y se debe a que las células cardiacas no se renuevan como las de otros órganos. ‘Si dañas un corazón que tiene que trabajar entre 60 y 100 latidos por minuto durante el resto de la vida de la paciente, el estrés oxidativo generado por las antraciclinas en las células cardiacas puede provocar un daño irreversible’.
Así, un pequeño porcentaje de las pacientes que han recibido quimioterapia con antraciclinas desarrollan una miocardiopatía dilatada asociada al tratamiento. Una circunstancia que cobra relevancia especial en los pacientes pediátricos. Niños y niñas diagnosticados de cáncer que también reciben antraciclinas como parte de su terapia, y que se curan del cáncer, pueden sufrir secuelas como la toxicidad cardíaca, que aparecen cuando aún tienen por delante muchos años de vida.
Una firma diagnóstica basada en los microRNAs
El origen de esta investigación se encuentra en un estudio inicial en 150 pacientes con cáncer de mama a las que se tomaron muestras antes de la quimioterapia y después de cada ciclo del tratamiento. El Grupo de investigación RETRACAR del IIS La Fe dispuso de una amplia batería de sueros, monitorizados con el control clínico propio de cada paciente, en los que se siguió la evolución de los miRNA.
El equipo de investigación confirmó que había una serie de miRNA que estaban diferencialmente expresados en los sueros recogidos antes de la quimioterapia en las pacientes que desarrollaron cardiotoxicidad frente a las que no. Esto, apunta Sepúlveda, «es muy interesante porque permite anticiparse al daño y poder hacer una intervención que lo prevenga’.
El equipo analizó todos los marcadores de las muestras de los dos grupos seleccionados según la presencia o no de cardiotoxicidad y, tras un exhaustivo estudio bioinformático, se seleccionaron los miRNA más potentes. Con estos, la Unidad de Bioestadística del IIS La Fe diseñó el algoritmo que facilita al especialista oncológico un porcentaje de probabilidad de sufrir cardiotoxicidad si la paciente recibe tratamiento con antraciclinas.
Estos resultados se desarrollaron a través de un proyecto de investigación europeo en colaboración con la Universidad de Maastricht y están protegidos por una patente europea pendiente de explotación.
Próximos pasos: pacientes pediátricos y kit hospitalario
Este método predictivo se ha desarrollado a través de un proyecto europeo en colaboración con la Universidad de Maastricht y los resultados están protegidos por una patente europea.
Después de los resultados obtenidos con pacientes adultas de la Unidad de cáncer de mama dirigida por la doctora Ana Santaballa del Servicio de Oncología del Hospital La Fe, la firma diagnóstica se pretende validar en un mayor número de pacientes, a través de la colaboración con el Servicio de Cardiología del Hospital La Fe y otros hospitales de ámbito nacional.
Además, en colaboración con las unidades de Oncohematologia pediátrica y Cardiología pediátrica del mismo hospital, se plantea explorar la utilidad de la firma diagnóstica en pacientes con cáncer infantil.
En cuanto a la innovación tecnológica, el grupo de investigación que dirige la doctora Sepúlveda ha recibido financiación de la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI) para el proyecto MIRCATOX-PRO. Este proyecto tiene como objetivo el diseño de un kit diagnóstico de uso hospitalario que haga posible que, con una muestra de suero, el especialista pueda predecir el riesgo de cardiotoxicidad por antraciclinas sin recurrir a la amplificación en tiempo real o PCR cuantitativa (qRT-PCR). La qRT-PCR es una tecnología no está disponible en todos los hospitales y, gracias al kit de uso clínico, se podrían analizar las muestras de los pacientes con un método más sencillo y asequible. IIS La Fe