El Parlamento Europeo y más concretamente la eurodiputada del Partido Socialista Europeo Bernadette Verganud trabaja en la elaboración de una nueva Tarjeta Profesional Europea que facilitaría el intercambio de trabajadores entre los países miembros al no ser necesario convalidar títulos o experiencia profesional cada vez que se contrate en un país extranjero dentro de la UE.
Esta tarjeta permitirá según Vergnaud facilitar el intercambio de trabajadores sin las complicaciones burocráticas a las que, por ejemplo, se enfrentan las enfermeras que buscan empleo en otros países de la UE. La eurodiputada impulsora ha contestado a las preguntas del Departamento de Comunicación del COECS sobre esta cuestión asegurando que este tipo de documento «podría ser una realidad en 2014 o 2015 si las cosas marchan según lo previsto».
Según Verganud esta tarjeta necesita del impulso de los profesionales de todos los sectores interesados en su creación aunque destaca la labor que podría hacer las enfermeras europeas y otros profesionales sanitarios en caso de apostar decididamente por esta tarjeta profesional. «La tarjeta profesional será una realidad con la voluntad de determinadas profesiones. «Las enfermeras -afirma la eurodiputada- pueden ser pioneras junto a farmacéuticos, ingenieros y otros profesionales para iniciar el proceso que de visos de realidad a este proyecto».
«Esta tarjeta debe simplificar el papeleo administrativo. Ser una herramienta para un mejor reconocimiento de las cualificaciones y la movilidad segura para los profesionales y ´también, no lo olvidemos, para los pacientes de todos los países de la Unión Europea», afirma Verganud.
En declaraciones previas a el diario El País la eurodiputada destacaba que aunque muchos países realizan ya una cierta validación del conocimiento de los trabajadores, solo cuatro -Francia, Holanda, Luxemburgo y Finlandia- disponen de un protocolo estandarizado. De todos estos modelos los expertos consideran el francés especialmente acertado. Allí, un trabajador puede pedir en cualquier momento que se le reconozcan las competencias profesionales. El interesado deberá documentar lo que sabe y, si el jurado considera que es suficiente (también le puede pedir pruebas extraordinarias), le expedirá un título equivalente al del profesional que lo ha obtenido por la vía formal. “Funciona muy bien pero cuesta mucho dinero”, considera Bernadette Vergnaud, eurodiputada francesa experta en mercado interior. Las tarifas para acceder a un proceso de validación pueden alcanzar los 1.000 euros en Francia, según el último informe sobre validación en este país que recoge la Comisión Europea.
El acuerdo de armonización que alcanzaron los 27 países comunitarios a finales del año 2012 supone que todos los ciudadanos deberían poder pedir un reconocimiento público de sus habilidades, sin esperar a que la Administración abra ningún tipo de proceso para ello. Y establece, sin especificar precios, que el trámite deberá ser “asequible” para el ciudadano. La tarjeta profesional debería convertirse en el mecanismo capaz de conseguir esto de forma flexible, rápida y asequible tanto para el ciudadano como para las administraciones.
Formación menos ortodoxa pero reconocida en toda la UE
Bruselas ve en esta iniciativa un importante incentivo para la movilidad de los trabajadores. Si las competencias de un profesional son reconocidas por un país y aceptadas de manera homogénea por el resto, será más fácil animarse a dar el salto cuando el empleo escasee en un país. De forma indirecta, también se persigue aumentar el interés de los europeos por formarse a lo largo de su vida, no solo antes de ingresar en el mercado de trabajo.
Esto lo permitirá el documento que se debate en la UE (que debería asemejarse a una tarjeta de crédito), que facilitará a los trabajadores el poder documentar de una manera sencilla sus cualificaciones. El carné ya existe como experiencia piloto para farmacéuticos e ingenieros, así como para los médicos especialistas en algunos países.
El trabajo realizado en la presente Directiva se completará en junio de 2013 y la tarjeta, según la propia eurodiputada, «puede haber lugar en el año 2014/2015». EP/G. Ferrándiz/COECS.