El Servicio de Coloproctología del Hospital Provincial de Castellón aplica una nueva técnica quirúrgica no invasiva para tratar las hemorroides que no produce dolor y no requiere estancia hospitalaria.
La enfermedad hemorroidal es la patología proctológica más frecuente, ya que se estima que cerca de la mitad de la población mayor de cincuenta años de los países industrializados sufre o ha sufrido síntomas asociados con hemorroides.
El jefe del Servicio de Coloproctología, Jesús Nomdedéu, explicó que “los pacientes que padecen o han padecido hemorroides conocen muy bien las grandes molestias y dificultades creadas por dicha enfermedad: sangramiento, prolapso de la mucosa y dolor a raíz del tratamiento quirúrgico con métodos tradicionales”.
La nueva técnica -agregó el doctor Nomdedéu- resuelve eficazmente todos estos problemas, ya que reduce el hiperaflujo arterial a las hemorroides y corrige el posible prolapso, reposicionando la mucosa en su sede natural.
La operación se lleva a cabo en una zona sin terminaciones nerviosas, con lo cual se reduce casi totalmente el problema principal de los métodos quirúrgicos tradicionales: el dolor postoperatorio .
Además es una cirugía mínimamente invasiva porque no implica la extirpación de tejidos, y es absolutamente segura, ya que para ello se utiliza un instrumento especialmente diseñado. Consiste en detectar mediante un ecógrafo doppler la arteria responsable de la “nutrición” del paquete hemorroidal que, una vez localizada, se ocluye con puntos transanales. De ahí el nombre de la técnica: desarterización hemorroidal transanal.
A diferencia de las operaciones de cirugía tradicionales, este nuevo método evita el dolor post-operatorio y permite la reincorporación laboral casi inmediata del paciente, que puede retomar su actividad cotidiana entre 24 y 48 horas después de la intervención.
El tratamiento se realiza en régimen ambulatorio con anestesia regional y es muy seguro porque no implica la extirpación de tejidos y no requiere, apenas, terapia farmacológica analgésica.
Otra de sus ventajas es que el método es repetible y no obstaculiza la ejecución de cualquier acción futura, ya que a los tres meses de la operación el canal rectal vuelve a su anatomía normal.
En pacientes con otros trastornos como incontinencia, sangrado importante asociado o alteraciones de la coagulación, el beneficio es doble porque este abordaje no genera daño tisular añadido, con lo que las posibilidades de complicaciones se reducen de forma considerable.