JOSÉ ANTONIO ÁVILA: «LA MEJOR ARMA CONTRA LAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES ES LA PREVENCIÓN»

La campaña anual internacional para promover el trabajo seguro, saludable y decente que culmina el 28 de abril, Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, nos devuelve a la actualidad la importancia de la protección de la población trabajadora frente a los problemas de salud, las enfermedades y los daños derivados de su actividad laboral.

La Red Europea de Promoción de la Salud en el Trabajo, en su Declaración de Luxemburgo de 28 de noviembre de 1997, ya consideraba que “la promoción de la salud en el trabajo puede redundar en una disminución de las enfermedades y los costes derivados de ellas, en un incremento de la productividad, así como en una población trabajadora más sana, más motivada, con la moral más alta y con un mejor clima laboral”.

En nuestro país son varias las leyes de ámbito estatal en las que se recoge la responsabilidad del empresariado, los trabajadores y las Administraciones, en concreto, las sanitarias, en la protección de la salud en el ambiente de trabajo. Vamos a destacar por su importancia la normativa recogida en la Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad, la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales; y la Ley de Cohesión del Sistema Nacional de Salud de 2003, que incorpora como prestación de salud pública, la protección y promoción de la salud laboral.

Con la Ley de Prevención de Riesgos Laborales cambió la perspectiva de la protección de la población trabajadora frente a los riesgos en el trabajo, al reconocer un importante papel a los profesionales sanitarios dedicados a la salud laboral. A este respecto, el artículo 22 de esta norma, especifica que “las medidas de vigilancia y control de la salud de los trabajadores se llevarán a cabo por personal sanitario con competencia técnica, formación y capacitación acreditada”.

La enfermera especialista en Enfermería del Trabajo

Tal y como he apuntado al principio de este artículo, no quiero dejar pasar la oportunidad de destacar la importancia de la labor de las enfermeras especialistas en Enfermería del Trabajo y del resto de personal sanitario, que, más allá de la atención inmediata en caso de accidente, son un elemento esencial para la mejora de la formación de los trabajadores en la prevención del riesgo cardiovascular.

A nuestro entender, el personal de Enfermería, como miembro del equipo pluri, multi e interdisciplinar que constituye el Servicio de Prevención, constituye el factor clave e indispensable para contribuir al desarrollo de la cultura preventiva en el mundo empresarial.

Así, tras un periodo formativo de dos años de duración sumados a los cuatro años del Grado de Enfermería, la enfermera especialista en Enfermería del Trabajo está plenamente capacitada, para llevar acabo las funciones de diseño, aplicación y coordinación de los planes y programas de actuación preventiva; evaluación de factores de riesgo; determinación de prioridades en la adopción de medidas preventivas y vigilancia de su eficacia; información y formación a la población trabajadora; prestación de primeros auxilios y planes de emergencia, y vigilancia de la salud.

Sin embargo, la responsabilidad y funciones de la enfermera especialista en Enfermería del Trabajo no pueden ni deben limitarse en modo alguno a la mera vigilancia de la salud y a proporcionar la atención sanitaria de urgencia en el lugar de trabajo, sino que también debe extender su actividad a las circunstancias que afecten a la salud de los trabajadores, a formar e informar a los mismos, a promocionar la salud en el lugar de trabajo colaborando asimismo con el Sistema Nacional de Salud y con las autoridades sanitarias.

En este sentido, desde el Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana (CECOVA) ponemos hincapié en la importancia de las actividades de promoción de la salud y de prevención enfermedades, en especial, de patologías cardiovasculares, que representan el 30,7 por ciento del total de muertes durante la jornada laboral

Es una cuestión de primer orden en la que los gabinetes de Salud Laboral y los servicios de Prevención de Riesgos Laborales, con el apoyo indispensable de las enfermeras especialistas de Enfermería del Trabajo, tienen mucho que decir para incrementar la cultura preventiva en el mundo empresarial. En este sentido, animamos a los empresarios a, codo con codo con los profesionales sanitarios y los representantes de los trabajadores, tomar plena conciencia de la necesidad de ofrecer recomendaciones o pautas orientativas a sus empleados para que puedan controlar algunos de los principales factores de riesgo de accidente cardiovascular.
Según diversos estudios, el 30 por ciento de la población trabajadora de España presenta un riesgo cardiovascular alto, es decir, padecen dos o más factores de riesgo cardiovascular como son la hipertensión, la obesidad, el tabaquismo, la diabetes, el sedentarismo y la falta de ejercicio físico.

Por poner solamente un ejemplo sobre la importancia de controlar estos factores de riesgo nos centraremos en un estudio de intervención poblacional único en el mundo, que analizó los datos de la población de Cuba durante treinta años, y certificó que la pérdida de solo cinco kilos de peso de media, mantenida durante años en una población, podría reducir en un tercio la mortalidad por enfermedades coronarias y en casi la mitad las defunciones por diabetes. También bajarían, en un porcentaje menor, las muertes por infarto cerebral o ictus.

El estudio, publicado en la revista científica British Medical Journal y en el que han participado investigadores de España, Cuba y Estados Unidos, analizó la moderada pérdida de peso en la población cubana y un aumento importante de la práctica de ejercicio físico entre los años 1991 y 1995, ante la práctica anulación de los medios de trasporte públicos y privados a raíz de la caída de la Unión Soviética. Estas circunstancias provocaron que el porcentaje de población con niveles de actividad física moderada aumentara de un 30 a un 80 por ciento y que la ingesta calórica per cápita pasara de 3.000 a 2.200 calorías diarias.

Volviendo a nuestro país, según datos de la Sociedad Española de Arteriosclerosis, las enfermedades cardiovasculares suponen para España un gasto económico de 9.000 millones de euros cada año. Este tipo de patologías, asociadas principalmente al consumo de tabaco, la falta de actividad física y una alimentación poco saludable, son la segunda causa de muerte en accidente de trabajo en territorio español, y son la causa directa de cerca de más de 23.000 bajas laborales al año.

En la prevención de las enfermedades cardiovasculares y sus causas, no debemos olvidar que algunos factores de riesgo que son no modificables y, por tanto, sobre los que no podemos intervenir como la edad, el sexo y los antecedentes familiares; pero, por otro lado, hay una serie de factores modificables sobre los que se puede actuar para reducir el riesgo cardiovascular como son la hipertensión arterial, la dislipemia aumento de las cifras de colesterol, la obesidad, el hábito tabáquico, la diabetes y el sedentarismo.

A modo de ejemplo, la hipertensión o tensión arterial alta se puede prevenir y tratar y, en este sentido, la prevención y el tratamiento de la hipertensión, y de otros factores de riesgo cardiovascular hace que disminuyan las muertes por cardiopatías. Entre las recomendaciones para rebajar el riesgo de padecer hipertensión se incluyen disminución en la ingestión de sal, seguir una dieta equilibrada, evitar el uso nocivo de alcohol, hacer ejercicio con regularidad, mantener un peso saludable y evitar el consumo de tabaco.

No debemos olvidar que esta patología aumenta el riesgo de infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia renal y, además, la hipertensión no controlada puede causar también ceguera, irregularidades del ritmo cardiaco y fallo cardiaco. Del mismo modo, el riesgo de que se presenten esas complicaciones es mayor si se dan otros factores de riesgo cardiovascular como la diabetes.

Desarrollar actividades de prevención y promoción de la salud para concienciar a los empleados sobre la importancia de reducir las enfermedades prevenibles es la mejor inversión empresarial. De ello depende, sin lugar a dudas, tanto la salud de los propios trabajadores como también la disminución de las bajas laborales que suponen un gasto aproximado para las empresas de 2.500 euros anuales por cada empleado en el caso de las patologías asociadas a las enfermedades cardiovasculares.

Para finalizar y, sin ánimo de alarmar, hemos de tener muy presente que las patologías cardiovasculares son la primera causa de muerte en España, siendo la enfermedad isquémica del corazón y la enfermedad cerebrovascular las más frecuentes de todas. En la mano de las Administraciones públicas, del empresariado y también de los propios trabajadores está tomar las medidas preventivas necesarias que garanticen el menor riesgo posible. J. A. Ávila Olivares/Pte. Cecova.

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