Volver a la dieta mediterránea para mejorar la calidad de vida, dada la situación española actual de envejecimiento poblacional y aumento de longevidad, y reducir enfermedades provocadas por una alimentación y nutrición inadecuadas es el consejo de los especialistas de la Universidad de Alicante (UA), Josep Bernabeu-Mestre y Eva Trescastro López y María Eugenia Galiana-Sánchez.
Los expertos dan esta recomendación como conclusión a su estudio, publicado en la revista Panorama Social. “Los retos demográficos –envejecimiento y aumento de la longevidad– y epidemiológicos ante los que se encuentra la población española, muchos de estos asociados a las consecuencias de una alimentación y nutrición inadecuadas, aconsejan revertir la tendencia y recuperar hábitos alimentarios y estilos de vida saludables como los que representa la dieta mediterránea”.
En el estudio analizan la relación entre alimentación, nutrición y salud, y reflexionan sobre el papel que desempaña la mejora de los patrones alimentarios para garantizar un envejecimiento saludable y autónomo, así como también el interés que ofrece el marco explicativo de la transición epidemiológica-nutricional.
El artículo sitúa, a finales del siglo XX, la aparición de una nueva etapa epidemiológica nutricional, en la que el consumo de dietas basadas en grasas saturadas, azúcares e hidratos de carbono derivó en un aumento de la obesidad y de las enfermedades degenerativas.
Ese escenario nutricional caracterizado por la ingesta de un exceso de calorías, azúcares simples y grasas de la década de los ochenta (s. XX), está, en la actualidad, atravesando la última etapa del modelo transicional, caracterizada por la necesidad de fomentar el consumo de dietas equilibradas y saludables que permitan controlar las enfermedades y los problemas de la etapa anterior.
Al panorama anterior, y para empeoramiento del pronóstico, los investigadores encuentran la aparición de formas de vida más sedentarias y con menores necesidades calóricas.
Tanto es así que, en España, las cifras de sobrepeso y obesidad se aceleraron a partir de la década de 1980, afirma el estudio. “El problema es similar e incluso más preocupante entre la población infantil y adolescente”. Por todo ello, los expertos no discuten la necesidad de fomentar el consumo de dietas equilibradas y saludables.
Readaptar la dieta al presente
La publicación insiste en que “la necesidad de recuperar el modelo alimentario de referencia que representa la dieta mediterránea se ha convertido en una prioridad y en una reivindicación desde hace décadas”. Para su éxito, los expertos de la UA aconsejan readaptarla a las circunstancias actuales.
Como señala Bernabeu-Mestre, la alimentación de calidad, debe ser, además de nutricionalmente adecuada, variada y saludable, “palatable y adaptada a los gustos y necesidades de los consumidores”. La solución, como señala Eva Trescastro, es “adaptar las recetas a la actualidad, para no tener que prescindir de ellas”.
La gastronomía, afirman, se ha convertido en uno de los principales retos del siglo XXI por su carácter esencial para la salud de las personas. En este sentido, los investigadores desafían a ser capaces de “conjugar la salubridad y la calidad en la alimentación que promocionemos”, y es la dieta mediterránea un patrón alimentario que reúne todas estas características.
Los autores defienden que este proceso de recuperación y adaptación de la dieta mediterránea debe ser liderado por el sector público a través de políticas de alimentación y nutrición y de campañas orientadas hacia la mejora de la educación en alimentación y nutrición. Además, también se tienen que incorporar sectores claves en el ámbito de la alimentación, como la industria agroalimentaria, aportando sus cuotas de responsabilidad social, y otros agentes involucrados en la restauración colectiva. Agencia Sinc.