LA UNIVERSITAT JAUME I ANALIZA EL ACCESO A LOS MEDICAMENTOS EN LOS PAÍSES POBRES

Los medicamentos salvan vidas. Hasta aquí estamos exponiendo una evidencia pero el problema se plantea cuando el acceso a estos medicamentos es imposible. De hecho, muchos países del mundo no tienen acceso a medicamentos básicos para el tratamiento de enfermedades que en Occidente pueden ser abordadas sin mayores problemas gracias a un blíster de pastillas o a un jarabe.

Estudiar la fórmula que permita el acceso a estos medicamentos a millones de personas en el planeta sin menoscabar el lucro que las industrias farmacéuticas esperan obtener de sus investigaciones es el caballo de batalla al que se enfrentan gobiernos y organizaciones como Farma Mundi a diario. Esta organización no gubernamental ha expuesto en la Universitat Jaume I su trabajo y el problema que supone el reparto desigual de los medicamentos en el planeta.

Lo ha hecho junto a otras instituciones en las Jornadas Formativas sobre Acceso a la Salud y Medicamentos que se están celebrando estos días en esta universidad castellonense.

Instituciones como la Organización Mundial de la Salud han considerado seriamente este dilema entre el beneficio empresarial y el beneficio social como atestigua su ex director de Salud Pública, Germán Velásquez.

La UJI, foro de debate

Las universidades públicas, como el caso es la UJI, se configuran como el mejor foro de debate para poder dar alguna respuesta útil a esta polémica.

Rafael Ballester, decano de Ciencias de la Salud en la UJI, ha destacado en esta primera jornada que “las universidades somos el espacio de debate y la mejor vía para la concienciación sobre el problema de la distribución de medicamentos aunque, evidentemente, sabemos que dar satisfacción a industria y estados no es nada fácil. Lo cierto es que desde las instituciones públicas entendemos que se debería hacer algo más para salvaguardar la salud pública y no dejar toda la iniciativa en manos de la empresa privada”.

Como dato ilustrativo de la polémica cabe recordar que los llamados medicamentos esenciales son, en total, no más de 250 medicinas de uso común en Occidente pero que en muchos países pobres están totalmente fuera del alcance de la población por sus elevados precios o problemas de distribución.

Un ejemplo, la vacuna del sarampión, que apenas cuesta lo que un café y que, sin embargo, no llega al 73% de los niños africanos. Gabriel Ferrándiz/COECS.

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