Estudios realizados en España muestran que entre un 3% y un 7% de la población adulta tiene asma. Esta cifra es algo más elevada (entre un 5% y un 10%) en la población menor de 6 años y en las últimas cuatro décadas se ha triplicado el número de casos de asma, convirtiéndose en un auténtico problema de salud pública. Por este motivo, desde 1998 se celebra el primer martes de mayo en todo el mundo el Día Mundial del Asma con el objetivo de crear conciencia y mejorar el cuidado de esta patología.
“El incremento en el número de casos se ha producido especialmente hasta finales de los años noventa y en la actualidad hay datos que apuntan un enlentecimiento del ritmo de incremento de prevalencia de asma”, explica el doctor Julio Delgado, Presidente del Comité de Asma de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). “Además de esta reducción en la prevalencia, también se ha producido en los últimos años un descenso en el número de hospitalizaciones y la mortalidad por esta enfermedad que, en la actualidad, se puede cifrar en España en1/100.000.Esta mejora en el pronóstico de los pacientes asmáticos puede tener relación con el arraigo del concepto de «asma» como enfermedad crónica, que precisa diagnóstico precoz y tratamiento integral (etiológico y de mantenimiento) como aconsejan las Guías de Consenso para el Tratamiento del Asma nacionales e internacionales. Asimismo, es muy importante el trabajo integrado de Atención Primaria y Atención Especializada. Esta coordinación ha demostrado ser una herramienta muy eficaz para el tratamiento de los pacientes.
Mayor riesgo en alérgicos
Sin embargo, estas mejoras logradas en el número de hospitalizaciones y fallecimientos por asma, no deben ocultar que más de la mitad de los pacientes no alcanzan el control de su enfermedad, que interfiere en el desarrollo de sus actividades habituales, tanto profesionales como de ocio, a pesar de que en la actualidad se dispone de un arsenal terapéutico suficiente para controlar la mayoría de los pacientes asmáticos.
Para conseguir un control de la enfermedad, es preciso realizar un diagnóstico correcto de la causa que origina el asma: en más de la mitad de los asmáticos adultos y en el 80% de los niños el asma tiene un origen alérgico. Tal y como apunta el doctor Delgado“ser alérgico es el factor de riesgo más importante para el desarrollo de asma. Los alérgenos más relacionados con el asma son los pólenes, ácaros del polvo doméstico, hongos del ambiente y los epitelios de animales como perro, gato, caballo y roedores, aunque la importancia de cada uno de ellos es variable geográficamente”.
Aunque el concepto de que un paciente sea alérgico incluye implícitamente que el individuo afectado es consciente de ser sensible a algún agente, para muchos alérgenos relevantes en el asma, especialmente perennes, esta relación no es obvia. Muchos pacientes asmáticos no conocen el papel causa-efecto que estos alérgenos juegan en su enfermedad. Sin embargo, la inhalación de pequeñas cantidades diarias de estos agentes es la forma ordinaria por la que aumenta tanto la inflamación como la hiperrespuesta bronquial, que son las bases de la enfermedad asmática”.
Por lo tanto, en todo paciente asmático debe realizarse un estudio alergológico que determine si la alergia es el origen de sus síntomas y todo paciente diagnosticado de enfermedad de origen alérgico como rinoconjuntivitis, debe ser interrogado sobre la presencia de síntomas asmáticos: tos persistente, dificultad respiratoria y ruidos respiratorios en relación con ejercicio, o al contacto con alérgenos u otros irritantes.
“Un diagnóstico precoz facilita el control posterior del asma y mejora su pronóstico a largo plazo”, recuerda el especialista. El asma es una enfermedad crónica respiratoria que cursa con episodios de tos, falta de aire y ruidos respiratorios provocados por obstrucción bronquial. “Esta obstrucción es característicamente reversible total o parcialmente, y el paciente puede estar temporadas sin desarrollar síntomas importantes. Sin embargo, es un error realizar el tratamiento antiasmático solo en los episodios de síntomas intensos, y, en general, un buen control de la enfermedad precisa de la realización de tratamiento de forma prolongada”, insiste el doctor Delgado.
La identificación del alérgeno causante del asma facilita medidas terapéuticas eficaces como la evitación de dicho agente o el empleo de inmunoterapia en los casos en los que esté indicada. Las vacunas son capaces de modular la respuesta alérgica y mejorar los síntomas respiratorios de estos pacientes. Estos aspectos del tratamiento deben completarse con fármacos (en su mayoría administrados por vía inhalatoria) para conseguir un control de la enfermedad que en la mayoría de los pacientes puede ser óptimo y permitir que el paciente asmático desarrolle sus actividades sin limitación. SEAIC.