La Organización Mundial de la Salud (OMS) cataloga el sedentarismo como uno de los cuatro factores de mayor riesgo de muerte y estima que, en el mundo, 3,2 millones de defunciones anuales pueden atribuirse a la inactividad física. Los beneficios del ejercicio y el deporte son incuestionables. Con todo, para aprovechar al máximo esta fuente de salud conviene prestar atención al corazón, sobre todo cuando se inicia una determinada actividad después de años de inactividad, así lo han detallado en un comunicado los Hospitales Nisa.
Las arritmias aparecen por falta de regularidad o alteración de la frecuencia de los latidos del corazón. Algunas de ellas, como la extrasistolia ventricular aislada, una arritmia benigna y que no requiere tratamiento, la padecen hasta un 75% de los deportistas. Afortunadamente, las arritmias más peligrosas tiene una prevalencia mucho menor, por ejemplo 1 caso de cada 500 personas en el caso de la miocardiopatía hipertrófica (causa más frecuente de muerte súbita en menores de 35 años).
En cualquier caso, advierten, existen síntomas que conviene «escuchar» para tomar la decisión de acudir a un especialista que identifique el tipo de arritmia y aconseje al la deportista cómo proceder. «Los síntomas de alarma que deben alertar a un paciente serían las palpitaciones y las pérdidas de conocimiento durante el ejercicio o justo al finalizarlo. En algunos casos, malestar general con dolor torácico así como la falta de aire desproporcionada a la intensidad del ejercicio que el deportista considera normal. Muchos pacientes también describen sensaciones de golpes en el pecho o en el cuello», detalla. «Cuando aparece alguno de estos síntomas, es recomendable acudir a un profesional para que los valore adecuadamente», aclara Juan Miguel Sánchez, cardiólogo y responsable de Diagnóstico y Tratamiento de Arritmias en el Deportista de Nisa Salud Deportiva (Hospital Nisa 9 de Octubre).
Ante cualquiera de estos síntomas, la prueba básica para descartar una alteración grave en el corazón y diagnosticar el tipo de arritmia es el electrocardiograma. «Además de esta prueba básica», añade el Dr. Sánchez, «creo que son de gran importancia dos pruebas más: la ecocardiografía y la prueba de esfuerzo». La ecocardiografía es una prueba inocua y no dolorosa que permite ver las cavidades cardíacas, las válvulas y las paredes del corazón en movimiento y en la mayoría de los casos descartar enfermedades estructurales del corazón, que pudieran ser causa de arritmias o incluso de muerte súbita.
La prueba de esfuerzo desvela si las arterias del corazón pueden tener lesiones que acaben produciendo un infarto agudo de miocardio; también si, al hacer deporte, se produce algún tipo de arritmia que merezca ser tratada.
Según los resultados de estas pruebas, podrían ser necesarias más exploraciones complementarias para completar el diagnóstico. Hospitales Nisa / COECS.