La Universitat Jaume I acogió la jornada Miradas sobre el trauma: abordaje del abuso sexual en la infancia, una iniciativa de INTEGRA, un grupo de profesionales del ámbito de la sanidad que incluye a profesionales médicos y profesores de la UJI. Se trataba de la primera de un ciclo de jornadas cuyo objetivo es profundizar en la experiencia traumática que suponen los abusos en menores y adolescentes tratando el tema desde un enfoque integral. La Fundación Universitat Jaume I-Empresa ha colaborado en la organización de este encuentro, que contó con la colaboración del Ayuntamiento de Castellón y del Consorcio Hospitalario Provincial de Castellón.
La clausura del evento estuvo a cargo del compositor James Rhodes, pianista de fama internacional y escritor, que expuso su experiencia, una vida de abuso sexual, suicidios fallidos, drogas y locura. Con referencias a los recientes escándalos de abusos sexuales en la ONG Oxfam como telón de fondo, Rhodes relató durante casi dos horas sus experiencias ante un Paranimf desbordado por la asistencia masiva de público.
«Parece que por fin en 2018 comenzamos a ver la extensión real del problema de los abusos sexuales a menores, pero no creo que hayan aumentado el número de casos, sólo que ahora es más visible que se producen en todas las áreas, en todos los niveles de la sociedad» afirmó el reconocido pianista, quien explicó que «la más difícil de las adicciones es la autolesión. Es el resultado de odiarse profundamente, y es triste admitirlo, pero realmente funciona, es muy adictivo» relató. En este sentido, añadió que «de los tres sentimientos que padecen las víctimas de abusos: rabia, culpa y vergüenza, sin duda la vergüenza es el más devastador».
El músico planteó algunas cuestiones fundamentales ante el auditorio y se preguntó «cómo es posible que no sea delito no informar de un abuso a un menor». «La sociedad tiene mucho que mejorar, la sociedad es responsable. Debería haber una política de tolerancia cero con los abusos sexuales y los sistemas judiciales no están a la altura. No es lógico que los delitos sexuales prescriban porque nunca prescribe el trauma de quienes los han padecido», prosiguió.
James Rodhes también analizó la importancia de la música en el desarrollo infantil: «La música siempre es una buena solución. Para mí la música es la solución perfecta a todo. La música, en realidad cualquier actividad creativa, es extraordinaria, es la mejor terapia. Tiene efectos positivos incluso sobre personas bajo fuerte medicación» y aconsejó utilizar el humor como aliado a la hora de enfrentarse al trauma.
Por último, habló de la obsesión actual por perseguir la felicidad a toda costa y aseguró «no tiene ningún sentido. La felicidad no está en las cosas materiales, en cosas externas. Para mí la felicidad es sentirme seguro. No pasa nada por sentirse mal, triste, enfadado. Eso hay que enseñárselo a los niños desde muy pequeños. Las redes sociales no ayudan. Todos parecen tener vidas perfectas, y eso no es real. Es importante saber admitir que la vida es complicada, desordenada». En este sentido, afirmó que «lo mejor que podemos hacer por los niños es escucharles. Es lo más importante que puede hacer un adulto para asegurar una infancia sana».
A sus 40 años, Rhodes se ha convertido en uno de los principales divulgadores de la música clásica en el mundo, gracias a sus giras y conciertos en todo tipo de festivales y salas, y varios documentales sobre su figura. Pasó de artista a fenómeno social con Instrumental, el libro en que contaba (gritaba) sus vivencias traumáticas. Rhodes ha dirigido su fama a visibilizar y fomentar el debate alrededor de las violaciones a niños, las enfermedades mentales o el suicidio, ofreciendo charlas TED y conferencias en actos de Save the Children. UJI/COECS