El servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Universitari i Politècnic La Fe de València, en colaboración con el Departamento de Electrónica de la Universitat de València, ha desarrollado un sistema único que permite la administración de radioterapia intraoperatoria sin el perjuicio de la aparición de sangrados imprevistos.
La radioterapia intraoperatoria supone irradiar al paciente en el momento de la cirugía para esterilizar el lecho de la lesión. Esto se hace con un tipo de radiación muy local y selectiva con el fin de ceñirse solamente al volumen potencialmente dañino y evitar el resto de tejido sano que hay debajo.
«Se suele tratar entre 2 y 3 centímetros de profundidad con electrones, es decir, se usa un tipo de radiación que trata una profundidad dada y que respeta el resto de tejido sano más profundo. No obstante, en algunas ocasiones, si se prepara una zona para tratar y el equipo de especialistas sale fuera del quirófano para disparar, puede producirse un sangrado y la zona que se va a irradiar se puede llenar de líquido, algo que modifica lógicamente la profundidad del lecho y trae como consecuencia que el mismo no reciba la dosis prevista. Ante esto, no hay opción de corregir, ya que el acto es único e irreversible», ha explicado el doctor José Pérez-Calatayud, jefe de la Unidad de Radiofísica del Hospital La Fe.
El equipo de La Fe, junto con el Departamento de Ingeniería Electrónica de la Universitat de València, tras consultar a otros centros con este tipo de experiencia en radioterapia intraoperatoria, ha desarrollado un sistema detector de sangrado que puede ser utilizado desde la preparación del tratamiento hasta la fase de irradiación, lo que beneficia a todo el procedimiento quirúrgico.
Concretamente, el detector de sangrado diseñado utiliza un sensor capacitivo de bajo coste y bajo consumo, además de tener una alta linealidad y ser de fácil instalación. Así, este novedoso detector es capaz de revelar la presencia de un volumen de líquido en el aplicador de radioterapia (de una profundidad de hasta 0,5 cm) incluso en casos difíciles.
Otra ventaja, tal y como explica el profesor Enrique Sanchis, del Departamento de Electrónica de la Universitat de València, es que «se puede usar directamente con aplicadores de plástico, lo que lo hace muy adecuado para la industrialización, dada la muy fácil integración del sensor en el aplicador para detectar la presencia de líquido en la zona que se va a irradiar». GVA Sanitat