El Hospital Universitario de la Ribera ha realizado un trasplante de ganglios y tejidos del cuello en una paciente que padecía un linfedema en el brazo derecho, según ha detallado la conselleria de Sanitat Universal i Salut Pública en un comunicado.
El jefe del Servicio de Cirugía Plástica y Reparadora del Hospital Universitario de la Ribera, José Mallent, ha afirmado que «el linfedema afecta a un 10% de las mujeres con cáncer de mama y suele generarles angustia o dolor, e, incluso, en determinados casos puede llegar a ser incapacitante para su vida diaria, ya que impide tener los brazos estirados o levantarlos».
Mediante esta técnica quirúrgica realizada en el Hospital de la Ribera, en el brazo de la paciente se han injertado ganglios linfáticos, venas y arterias extraídos de la zona del cuello para que actúen como bomba de circulación en el sistema linfático obstruido y ayuden a reducir el volumen de esa extremidad. El Hospital de Alzira se convierte así en uno de los primeros centros sanitarios públicos de España en aplicar esta microcirugía de precisión, han detallado desde la conselleria.
Impacto psicológico en la paciente
Mallent también ha destacado «el impacto psicológico que la intervención tendrá en la paciente, ya que el linfedema que sufría le estaba afectando a su autoestima y condicionando su vida social». La paciente padecía un linfedema como consecuencia del cáncer de mama que sufrió en 2015, y tras más de 2 años con tratamientos más conservadores los especialistas han optado por la aplicación de esta técnica. Cabe destacar que esta cirugía de trasplante de tejidos está indicada en aquellas pacientes que sufren un linfedema muy severo que no ha respondido a tratamientos, y en el que la cirugía se ha convertido en la única alternativa de abordaje.
Elevada dificultad técnica
Según el jefe del Servicio de Cirugía Plástica y Reparadora, «para recuperar la circulación en el brazo era necesario localizar en el cuerpo de la paciente unos ganglios linfáticos y arterias que pudieran ser trasplantados produciendo el menor daño posible al extirparlos, y estos los encontramos en el cuello o zona submental, que es de donde decidimos extraer los tejidos».
Asimismo, «hemos tenido que unir los ganglios del cuello con las venas y arterias del brazo para garantizar el flujo sanguíneo. Estamos hablando de tejidos de apenas un milímetro de grosor, lo que ha convertido esta cirugía en una intervención con una elevada dificultad técnica».
Una intervención de 5 horas
Para llevar a cabo esta compleja técnica fueron necesarias 5 horas de cirugía, en la que participaron un total de 7 especialistas en cirugía plástica, anestesia y reanimación, y personal de enfermería.
Previamente al trasplante del tejido, a la paciente se le inyectó en el brazo una sustancia fluorescente (denominada verde de indocianina) que mediante luces infrarrojas permitió localizar a qué altura de la extremidad se encontraba la obstrucción (axila, codo o muñeca) y conocer con precisión dónde convenía realizar el implante ganglionar.
Se prevé que el brazo de la paciente comience a recuperar su volumen natural a los dos meses de la intervención. Para ello, la paciente iniciará en breve una serie de sesiones de rehabilitación con el objetivo de recuperar la movilidad perdida a causa del linfedema. En todo este proceso de recuperación intervendrá un equipo multidisciplinar de profesionales de cirugía vascular, cirugía plástica, enfermería y fisioterapia. GVA / COECS.