Desde los Hospitales Vithas Nisa, señalan a través de un comunicado que el calor sofocante del verano se asocia a distintivos tipos de malestar: agotamiento, sensación de ahogo… a la hora de practicar deporte, sin embargo, hay que recordar que determinados síntomas merecen atención médica, pues existe un alto grado de probabilidad de que no estén asociados con las altas temperaturas y sí con patologías que precisan ser controladas. Palpitaciones, sensación de falta de aire y dolor torácico son algunos de estos síntomas que pueden darse, por ejemplo, por existir una arritmia cardíaca.
Alteraciones en el ritmo del corazón
Las arritmias aparecen por falta de regularidad o alteración de la frecuencia de los latidos del corazón. Algunas de ellas, como la extrasistolia ventricular aislada, una arritmia benigna y que no requiere tratamiento, la padecen “hasta un 75% de los deportistas”, explica Juan Miguel Sánchez, cardiólogo y responsable de la Unidad de Diagnóstico y Tratamiento de Arritmias en el Deportista de Vithas Salud Deportiva (Hospital Vithas 9 de Octubre).
Afortunadamente, las arritmias más peligrosas tiene una prevalencia mucho menor, por ejemplo “1 caso de cada 500 personas en el caso de la miocardiopatía hipertrófica (causa más frecuente de muerte súbita en menores de 35 años)”, puntualiza el Dr. Sánchez.
Señales de alerta
En cualquier caso, existen síntomas que conviene “escuchar” para tomar la decisión de acudir a un especialista que identifique el tipo de arritmia y aconseje al /la deportista cómo proceder. “Los síntomas de alarma que deben alertar a un paciente serían las palpitaciones y las pérdidas de conocimiento durante el ejercicio o justo al finalizarlo. En algunos casos, malestar general con dolor torácico así como la falta de aire desproporcionada a la intensidad del ejercicio que el deportista considera normal. Muchos pacientes también describen sensaciones de golpes en el pecho o en el cuello. Cuando aparece alguno de estos síntomas, es recomendable acudir a un profesional para que los valore adecuadamente”, aclara Juan Miguel Sánchez..
Pruebas diagnósticas
Ante cualquiera de estos síntomas, la prueba básica para descartar una alteración grave en el corazón y diagnosticar el tipo de arritmia es el electrocardiograma. “Además de esta prueba básica”, añade el Dr. Sánchez, “creo que son de gran importancia dos pruebas más: la ecocardiografía y la prueba de esfuerzo”.
La ecocardiografía es una prueba inocua y no dolorosa que permite ver las cavidades cardíacas, las válvulas y las paredes del corazón en movimiento y en la mayoría de los casos descartar enfermedades estructurales del corazón, que pudieran ser causa de arritmias o incluso de muerte súbita.
La prueba de esfuerzo desvela si las arterias del corazón pueden tener lesiones que acaben produciendo un infarto agudo de miocardio; también si, al hacer deporte, se produce algún tipo de arritmia que merezca ser tratada. Según los resultados de estas pruebas, podrían ser necesarias más exploraciones complementarias para completar el diagnóstico.
El ejercicio como motor de salud
El hecho de que hay que escuchar al corazón a la hora de realizar cualquier actividad física no debe confundir respecto a la conveniencia de esta. “El ejercicio es una fuente indiscutible de salud; el sedentarismo, en cambio, es una de las principales causas de fallecimiento a nivel mundial”, asegura el Dr. Darío Sanmiguel, cardiólogo, corredor de ultradistancia y responsable de Vithas Salud Deportiva en el Hospital Vithas 9 de Octubre. En este sentido, cabe resaltar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) cataloga el sedentarismo como uno de los cuatro factores de mayor riesgo de muerte y estima que, en el mundo, 3,2 millones de defunciones anuales pueden atribuirse a la inactividad física. Vithas Nisa