Dos estudios independientes han trazado las conexiones entre las identidades de las miles de células inmunitarias que rodean a los tumores humanos. Los resultados de ambas investigaciones se publican en el último número de la revista Cell.
El primero de estos grupos, de la Escuela de Medicina del Hospital Monte Sinaí, en Nueva York, ha demostrado que los tumores de pulmón alteran, incluso en su fase más temprana, la actividad de las células inmunitarias.
El otro equipo, que trabaja en la Universidad de Zúrich (Suiza), se ha centrado en el cáncer de riñón y ha descubierto que tumores con diferentes resultados clínicos tienen perfiles únicos de células inmunitarias. Con estos perfiles –indican– se puede estimar el pronóstico de un paciente de cáncer.
«Hemos encontrado que las células inmunitarias comienzan a ser disfuncionales muy temprano durante la formación del tumor, pero la inmunoterapia no suele suministrarse hasta que los pacientes recaen y el cáncer es avanzado», apunta Miriam Merad, autora principal del estudio de cáncer de pulmón en la institución neoyorkina. «Nuestro objetivo es que se pueda iniciar este tipo de tratamiento cuanto antes», subraya.
Estudiar las células inmunitarias con mayor resolución
En opinión de Bernd Bodenmille, líder del estudio del cáncer de riñón de la Universidad de Zúrich, “las nuevas herramientas serán de gran interés para la investigación básica porque permitirán estudiar las células inmunitarias con mayor resolución y hacer comparaciones en distintos tipos de tumores».
Bodenmille agrega que “saber que existen estas diferencias de células inmunitarias entre los tumores de los pacientes es un avance para la inmunoterapia personalizada”.
Este tipo de tratamiento contra el cáncer está basado en la estimulación de las defensas naturales del cuerpo para combatir la enfermedad, reactivando el sistema inmunitario del paciente.
La capacidad de un tumor para crecer sin control es ayudada por su reclutamiento de células inmunitarias para mantenerlo oculto. Los tumores se vuelven tan arraigados con las células ‘protectoras’ que forman pequeños ecosistemas, con relaciones de célula a célula que no se ven en los tejidos normales, señalan los autores.
Los atlas pueden revelar estos ecosistemas y las conexiones entre las células inmunitarias del tumor con gran detalle. Por ejemplo, indican cuáles de estas células están presentes en un tumor específico, la frecuencia de un tipo celular concreto y su funcionamiento.
Ambos estudios generaron mapas marcando células inmunitarias únicas alrededor del tumor con 30 a 40 anticuerpos que podrían unirse a marcadores específicos, que se sabe están presentes en varias células. Utilizando estos datos, un detector podría monitorizar las células, revelar su identidad e informar si son funcionales o defectuosas.
Ecosistema del tumor
El equipo de Bodenmiller examinó muestras de tumores de 73 pacientes con carcinoma de células renales. «Al fijarnos en las distribuciones de los fenotipos celulares, observamos patrones. Luego el análisis computacional reveló las relaciones entre los tipos de células en el ecosistema del tumor que se relacionan con un resultado clínico. Incluso podemos poner esta información en una ecuación y estimar la supervivencia”, comenta.
Por su parte, el grupo de la Escuela de Medicina del Hospital Monte Sinaí examinó muestras tumorales y tejido normal de 28 pacientes en etapas tempranas y avanzadas de adenocarcinoma pulmonar.
Su análisis detectó cambios en el comportamiento del tipo de célula mucho antes de lo previsto. Los tumores en estadio 1 ya mostraron una gran acumulación de macrófagos supresores y células T, así como el agotamiento de las células NK que ayudan a activar el sistema inmunitario. Estos tumores son normalmente extirpados quirúrgicamente, y aunque por lo general tienen buen pronóstico, el 25% de los pacientes recae.
Ataque inmunitario
«En nuestro estudio identificamos muchos cambios inmunosupresores que podrían estar dirigidos a inducir un ataque inmunitario y una respuesta de memoria inmune contra los tumores pequeños. Actualmente estamos probando estos hallazgos en modelos animales», señala Merad.
El investigador destaca que están muy entusiasmados con los resultados. «Creemos que atacar las células tumorales en la etapa más temprana mejora las posibilidades de deshacerse de estas células que en tumores grandes, donde el riesgo de diseminación es mayor».
Ambos grupos describen la creación de sus respectivos atlas como proyectos significativos y costosos y admiten que no será algo que pueda utilizarse como un estándar de atención a corto plazo.
Bodenmiller predice que la técnica seguirá el mismo curso que la secuenciación del genoma humano y que los costes se reducirán con el tiempo. Por su parte, Merad opina que generar y compartir estos atlas con la comunidad de investigación sobre el cáncer proporcionará un conocimiento sin precedentes sobre el funcionamiento del sistema inmunitario en el cáncer y ayudará a fomentar el conocimiento y el diseño racional de los ensayos clínicos. Agencia Sinc.