Un estudio publicado en la revista Anales de Pediatría de la Asociación Española de Pediatría destaca la importancia que para los padres reticentes a vacunar a sus hijos le otorgan a la actitud del profesional sanitario que les atiende. Una adecuada relación y sobre todo, la empatía con los padres faciilitan enormemente la comunicación entre profesional y pciente y aumentan enormemente la posibilidad de que los padres accepten, finalmente, la vacunación de sus hijos. La información veraz y la ejemplificación son las herramientas fundamentales en este proceso de comunicación. Son datosa que los autores del estudio han extraido de investigaciones de campo realizadas en EE.UU. y que se puede extrapolar a la situación en Europa.
Según los autores «la negativa de los padres a vacunar a sus hijos genera preocupación y conflicto tanto a los pediatras como a las enfermeras de pediatría, en nuestro empeño por promover la salud infantil. La vacunación ha sido la medida sanitaria más efectiva para el control de las enfermedades infecciosas junto con la disponibilidad de agua potable limpia. Por ello, contrasta el esfuerzo para hacer posible que la inmunización llegue a todos los niños y niñas del mundo, y lograr así el Objetivo número 4 de Desarrollo del Milenio de reducir la tasa de mortalidad de los niños menores de 5 años para el 2015 con la frivolidad de las llamadas fiestas del sarampión o de la varicela que promueven que los niños se contagien de la enfermedad y la extensión de creencias sin base científica en contra de las vacunas».
El estudio destaca que la negativa a la vacunación no es algo nuevo, «pero lo que hace unos años era anecdótico, se extiende a través de los movimientos antivacunas que diseminan sus mensajes en la red generando confusión y sembrando miedos y falsas alarmas».
Situación en España
A diferencia de otros países, la vacunación en España no es obligatoria. Las vacunaciones forman parte de la cartera de servicios de Atención Primaria aprobada por el Consejo Interterritorial de Sistema Nacional de Salud. Las comunidades autónomas ofrecen esta prestación y son competentes para establecer sus calendarios, que se financian totalmente mediante el sistema sanitario público. Nuestro modelo difiere de otros como, por ejemplo, el vigente en EE. UU., donde el calendario vacunal sí es obligatorio, aunque no gratuito.
Pese a no ser una obligación el éxito obtenido en este campo es notable y así lo destacan los científicos que han realizado este estudio. «La cobertura vacunal en España, a pesar de la no obligatoriedad, es incluso superior a la de algunos países en los que la vacunación sí es obligatoria. Ello se debe a varias razones, entre las que cabe destacar: la implicación de los profesionales de Atención Primaria, con un papel destacado de la enfermería; las campañas institucionales de promoción de la vacunación; el papel difusor, formativo e informativo entre los pediatras y la población general que ejercen las sociedades científicas; la generalizada aceptación de las vacunas entre los padres para sus hijos en la población española; la gratuidad de las vacunas del calendario vacunal oficial, y la debilidad y la escasez de movimientos antivacunas fuertes y de potente implicación social en España», destacan los autores.
Por ello, el informe de la AEP defiende la importnacia de preservar la calidad y los resultados de las campañas de vacunación. «La justificación de algunos padres que se niegan a vacunar a su hijo, para evitarle los posibles efectos adversos, argumentando que está protegido por el grupo -explican los científicos del a AEP- afecta al principio de justicia al poner en riesgo la inmunidad del grupo, si todos actuasen como ellos. De hecho, cuando se pierde la confianza por parte de la población o los profesionales y disminuye la cobertura vacunal, tarde o temprano se produce un brote de enfermedades infecciosas prevenibles, con ejemplos recientes en Europa y en España».
Buena comunicación frente a caos
En sus conclusiones los autores del informe Recomendaciones para la toma de decisiones ante la negativa de los padres a la vacunación de sus hijos: análisis ético destacan la importancia de la comunicación veraz. « Nuestra recomendación debe apoyarse en una información detallada y veraz sobre la vacunación, que incluya las posibles reacciones adversas, así como los beneficios esperados al evitar los efectos y las posibles complicaciones de la enfermedad que previenen. Asimismo, se ha de comunicar que la respuesta inmunitaria puede no ser completa y que uno se puede vacunar y presentar la enfermedad».
La legislación en España protege la capacidad de decisión de los padres al no obligar al cumplimiento del calendario oficial. Por ello, «no cabe coacción para su cumplimiento ni rechazo de quienes lo incumplan. Una excepción serían aquellas situaciones que puedan suponer un riesgo para la vida de los niños, en cuyo caso se acudiría al juez», afirman en el informe de la AEP.
«Tampoco podemos eludir nuestra responsabilidad individual: desde las consultas tanto de la sanidad pública como privada se hacen recomendaciones de vacunas no financiadas. La forma de hacerlo puede plantear cuestiones éticas si establecemos un calendario de ricos y otro de pobres. La incorporación incesante de nuevas vacunas en el calendario recomendado es otra cuestión con indudables implicaciones éticas, aunque supera el ámbito de la microética (relación médico-paciente). Exige un ejercicio de prudencia y un posicionamiento crítico, semejante al que se tiene con innovaciones de fármacos o de nuevas tecnologías. Debe regirse por criterios de efectividad, seguridad y eficiencia, basados en pruebas científicas y no de otro tipo», explican.
El profesional es, según estos expertos, la pieza clave para lograr quel a vacunación tenga efectos reales en la sociedad . «Los pediatras y los profesionales sanitarios desempeñamos un papel fundamental en la decisión de los padres acerca de la vacunación. Incluso los padres que optan por no vacunar a sus hijos, refieren a los profesionales sanitarios como su fuente de información principal y más directa. Se ha de proporcionar información verídica, evitando sesgos, actualizada, comprensible y adecuada a las necesidades y requerimientos de los padres, para ayudarles a tomar decisiones de manera autónoma. Es decir, hemos de estar nosotros bien formados y concienciados acerca de la importancia de la vacunación, para saber dar respuesta a las preocupaciones de los padres, que aunque rechacen nuestras recomendaciones no se convierten en nuestros enemigos», explican.
El Grupo de Vacunas de Cecova coincide con el estudio
Según el portavoz del Grupo de Trabajo en Vacunaciones de Cecova, el enfermero José Antonio Forcada Segarra, la postura de esta institución «se sitúa en la línea de los autores ya que observamos una necesidad de información correcta y detallada de los beneficios y posibles perjuicios de la aplicación de las vacunas, entendiendo como beneficios no solo el individual, sino el de colectivo y social. Además, esto implica la necesidad, siempre defendida por Cecova, de una formación continuada de nuestros profesionales de pediatría en el campo de las vacunaciones, para poder hacer frente a la demanda de la sociedad y velar por la salud de nuetros cliente y por la calidad de nuestra actuación» explica Forcada Segarra.
«Este trabajo de la AEP -explica Forcada Segarra- describe de una forma clara el análisis realizado por sus autores sobre el comportamiento a seguir por los profesionales sanitarios que trabajan en el campo de las vacunaciones ante las situaciones que surgen, y cada dia mas, cuando los padres entienden que, en este caso las vacunas, pueden lesionar los intereses de sus hijos frente a la posibilidad de enfermedades de escasa incidencia».
Vacunar a los niños es la actividad de prevención primaria más efectiva que se conoce y gracias a las vacunas se han salvado muchas vidas. Los movimientos antivacunas siembran dudas acerca de la seguridad y la efectividad de las vacunas infantiles provocando la negativa de algunos padres a vacunar a sus hijos. Dicha negativa plantea un conflicto de valores entre el derecho de los padres a la crianza de sus hijos según sus creencias y el de justicia, al poner en riesgo la inmunidad del grupo. En España, la ley protege esta capacidad de decisión de los padres al no obligar al cumplimiento del calendario oficial. Los pediatras tenemos un papel esencial en la decisión de los padres y debemos informar con rigor y claridad. Es necesario explorar los valores de los padres y sus preocupaciones, desde la empatía, buscando acuerdos. El respeto a la autonomía no nos exime de argumentar e intentar persuadir para conseguir actitudes y decisiones saludables para los niños. Nuestro compromiso desde el fomento de la responsabilidad es esencial para lograr mantener altos niveles de vacunación que protejan la salud infantil.
Puedes consultar el estudio integro en el siguiente enlace. Gabriel Ferrándiz/COECS.