Carmen Ferrer es la única enfermera que dirige y gestiona un hospital en España. Ella es, desde el año 2010, la directora-gerente del Hospital de Guadarrama, en la Comunidad Autónoma de Madrid. Ferrer, que se define como «una optimista vocacional» es la persona encargada de canalizar los esfuerzos de los 314 trabajadores que tiene ese centro sanitario público y dar el mejor servicio posible a los cientos de pacientes que diariamente pasan por ese hospital. Hoy Comentamos ha querido conocer a fondo la trayectoria profesional de esta enfermera y saber cómo ve el presente y futuro de esta profesión desde un cargo que, hasta hace poco tiempo, estaba reservado a otros profesionales de la sanidad.
Carmen Ferrer Arnedo, nació en Zaragoza en 1960. Aunque su madre era enfermera ella define la profesión de esa época como «de pringados, trabajaban muchísimas horas y era muy duro». Ferrer recuerda como su madre, incluso, se iba a trabajar con ella de la mano (contaba entonces 6 o 7 años) y la dejaba al cuidado de otros compañeros de trabajo. «Me dejaba al cuidado de un señor, un celador, y con las enfermeras del laboratorio, que me cuidaban muy bien. Enseguida me enseñaron a realizar algunas tareas de su quehacer diario y supongo que fue allí donde fue entrándome el gusanillo», explica Ferrer.
Con el transcurso de los años se diplomó y comenzó a trabajar en un servicio de traumatología en Zaragoza. La primera experiencia laboral no fue favorable. «La primera compañera de trabajo que tuve no quería saber nada de mí, me dejó al cargo de 22 pacientes y me dijo que me apañase. Recién salida de la universidad fue un momento duro aunque como yo digo… De todo se aprende y es una experiencia que me ayudó a curtirme», indica Ferrer. Por suerte para ella su segundo destino significó un cambio radical e hizo de ella una enfermera de oficio y de vocación. Fue en el servicio de neurocirugía, donde ha desarrollado gran parte de su faceta profesional. «En este nuevo destino me encontré con unos compañeros enfermeros y médicos estupendos y muy implicados. Fue una etapa fantástica porque se trabajaba en equipo y todos estaban muy concienciados de la necesidad de investigar y desarrollar lo máximo posible su faceta profesional”. En ese servicio Carmen Ferrer comenzó a presentar trabajos y ponencias en congresos y se interesó profundamente por el desarrollo profesional de la Enfermería (actualmente Ferrer acumula en su haber varios masters como el de Gestión de Servicios Sanitarios o el de Bioética entre otros y es una firme defensora de la formación como camino hacia la mejora profesional).
Comienza la gestión
Sus inicios como gerente se remontan a los años 80. Los directivos de la salud madrileña confiaron en ella para comenzar a darle responsabilidades como directora de Enfermería en diversas áreas de salud de esa comunidad. “Concretamente- recuerda Ferrer- me tocó un área bastante complicada que era la número 9, que comprende Fuenlabrada, Leganés, Humanes y Moraleja. Era un trabajo de mucha responsabilidad y en esos tiempos y en Madrid era la primera enfermera que asumía una dirección de ese tipo”.
Dicen los castizos que los inicios nunca son fáciles y en el caso de Carmen Ferrer no encontramos excepciones a la regla. “En la primera reunión a la que acudía como directora del área los coordinadores médicos de esa área abandonaron la cita alegando que no era una competencia para mí y dimitieron de sus cargos”. Esto hubiese hundido a una persona con un carácter voluble pero no a esta mujer, acostumbrada a asumir retos muy difíciles. “Esa nefasta reunión se celebró un viernes, creo recordar, y el lunes de la siguiente semana yo ya había configurado un nuevo equipo directivo para el área”, recuerda Ferrer.
Contra viento y marea
“Cómo gerente no puedes esperar que todo el mundo te quiera porque tienes que tomar decisiones difíciles y no siempre comprendidas pero yo tenía muy claro en ese momento cual era mi trabajo y me puse manos a la obra para preparar a ese nuevo equipo directivo del área en el proceso de cambio que se avecinaba”, explica Carmen Ferrer.
El cambio al que se refiere la actual y laureada directora del Hospital de Guadarrama es la incorporación de nuevos roles y procesos en el ámbito sanitario. “Las enfermeras han comenzado a asumir nuevos retos en esta área de salud y para ello había que preparar bien al personal responsable y a los cargos directivos”, indica Ferrer.
Un centro de referencia
Desde el año 2010 y tras detentar algunos de los puestos de máxima responsabilidad profesional en la sanidad de la Comunidad de Madrid esta enfermera ha asumido un trabajo no menos importante la dirección del Hospital de Guadarrama. Un centro pequeño en comparación con otros de esa comunidad como el Carlos III o el Hospital La Paz pero que cuenta en su haber con méritos más que suficientes para destacarse sobre el resto de centro de la comunidad. Un ejemplo son los cuentos ilustrados sobre el propio hospital que protagoniza el Dragón Raúl, obra de la propia Carmen Ferrer.
“Somos un auténtico ecohospital –recalca orgullosa Carmen Ferrer- porque hemos apostado muy fuerte por el respeto al paciente y por el medio ambiente. En este hospital se realizan multitud de actividades encaminadas al cuidado del entorno y a conseguir que el personal y el paciente se sientan cómodos en este centro sanitario”, afirma Ferrer. De hecho realizan todos los años un día dedicado al medio ambiente en el que el personal se implica acudiendo al centro de trabajo en medios de transporte limpios y como premio reciben un símbolo sencillo pero efectivo, una manzana. “Es una forma de incentivar que la gente que trabaja aquí de conciencie de la importancia de cuidar nuestro entorno y nuestro centro de trabajo”.
Los esfuerzos actuales de Carmen Ferrer, según destaca ella misma, van dirigidos directamente a lograr que los pacientes sientan suyo este hospital y aprecien al mismo por el trabajo excelente de loso profesionales. “Queremos que se sientan como en casa, aunque ya sabemos que es casi un imposible. La idea que tenemos es que el paciente, pese a su dolencia, se sienta cómodo y relajado en estas instalaciones y con el personal que le atiende”, añade Ferrer.
Las enfermeras, una profesión con futuro
Al inicio del reportaje introducíamos a Carmen Ferrer como una optimista nata y en relación al futuro de la Enfermería esta profesional zaragozana no lo es menos. “Ya sé que vivimos una situación económicamente muy difícil pero no podemos cruzarnos de brazos y lloriquear. Es tiempo para adaptarse a lo que se está produciendo y las enfermeras tiene por delante un buen futuro si saben aprovechar la oportunidad como profesión”, explica Ferrer.
Para la directora del Hospital de Guadarrama no cabe el estatismo. “La sanidad es un ente vivo, no es algo estable y fijo. Se adapta a los cambios y a las necesidades de los pacientes. Ahora –recalca Ferrer- es momento de trabajar por un sistema menos medicalizado y en el que las enfermeras jueguen un papel más importante como auténticas entrenadoras de pacientes. La gente se extraña cuando digo eso, entrenadora, pero es cierto, la enfermera es el mejor y más preparado profesional que existe en la sanidad para trabajar personalmente con los pacientes, haciéndolos partícipes de su enfermedad y de sus cuidados”.
Según Carmen Ferrer las enfermeras son el eslabón necesario para que el paciente crónico, por ejemplo, siga los tratamientos consensuados con el equipo médico, las enfermeras y él mismo. “Lo que necesitamos es que no se rompa la relación de confianza que existe entre paciente y enfermera y reforzar ese vínculo que es la mejor herramienta para el profesional a la hora de abordar una enfermedad y tratarla o curarla”, dice Ferrer.
“La tecnología –prosigue Ferrer- es importante pero una tablet nunca sustituirá la relación que hay entre una enfermera y su paciente. Las enfermeras son las más capacitadas para el seguimiento, cuidado y educación del paciente. Ellas son las encargadas de desarrollar en los pacientes un pensamiento crítico en el sentido de que sea el propio usuario de la sanidad el que tenga decisión sobre lo que se hace o se deja de hacer con su enfermedad”, añade la directora del Guadarrama.
Ferrer augura, más allá de la crisis, un buen futuro profesional para las enfermeras ante el progresivo envejecimiento de la población y el aumento de la cronicidad en el sistema sanitario. “Pero para que esto funcione nosotras mismas nos lo tenemos que creer y reivindicar nuestro papel –asegura Ferrer-. Si no conseguimos que el paciente recuerde el nombre de su enfermera, sin la confianza que esta relación genera, todo lo que hagamos no servirá. Es fundamental que nos creamos la importancia de esta profesión porque es importante”. G. Ferrándiz/COECS