Ana María Pérez y María Rosa Moreno trabajan como enfermeras en el Hospital La Plana de Vila-real. El pasado verano ambas han podido cumplir un sueño que tenían desde que se iniciaron en este trabajo de servicio al público, ayudar a las personas más necesitadas en países sin recursos sanitarios.
Su sueño lo han podido realizar gracias a AMEÁfrica y Youcanyolé (esta es una ONG de Castellón formada por profesionales de la salud que realiza misiones en diversas poblaciones de Kenia desde 2012, aunque sus integrantes ya vienen prestando este tipo de servicio social mucho antes integrados en otras asociaciones).
Ambas enfermeras, al igual que el resto de colaboradores de esta ONG, se han costeado el viaje y los gastos derivados de una expedición de este tipo hasta Kibera, una ciudad keniata muy necesitada de la asistencia profesional de médicos y enfermeras ya que gran parte de su población vive bajo los índices de pobreza más absoluta que podaos imaginar.
Niños desnutridos, problemas graves en la visión, infecciones por beber agua contaminada y lesiones arrastradas por los pacientes durante años sin el más mínimo tratamiento son algunas de las patologías que han tenido que abordar los miembros de AMEÁfrica nada más aterrizar en Kibera. Días y horas de esfuerzo ante colas de gente muy necesitada de este tipo de servicio y que, con una paciencia infinita, han acudido a la llamada de las enfermeras y médicos de Yucanyolé.
“Es una experiencia que te cambia la vida, desde luego”, explica Ana María Pérez. Esta enfermera ha regresado a Castellón con una nueva óptica sobre la realidad que ha vivido y la que vivimos aquí, en un mundo lleno de medios técnicos y humanos al servicio del paciente. “Allí no hay nada y no reciben ni la más mínima atención médica”, añade Pérez.
“Te hace plantearte muchas cosas sobre cómo vivimos, que coas disfrutamos y no agradecemos y, sobre todo, la enorme suerte que nos ha dado el nacer aquí y no allí. Esta gente, a la que hemos atendido de la mejor manera posible, no tiene ninguna posibilidad de acudir a un médico local porque no tiene dinero. Allí sólo funciona el intercambio de productos agrícolas para su día a día pero claro, un médico no cobra en tomates y, por tanto, no tiene acceso a la sanidad”, explica María Rosa Moreno.
Volver a África
A pesar de lo duro que ha sido esta experiencia en el ámbito profesional la recompensa que ambas enfermeras han obtenido supera con creces el esfuerzo realizado. “te llevas una lección de humanidad porque ves a gente con problemas realmente graves de salud esperar pacientemente su turno, con una sonrisa en la cara a que les atiendas mientras que aquí, en nuestros hospitales muchos días ves malas caras y gente molesta porque ha esperado 20 minutos a que le atienda un médico de cabecera”, explica Pérez.
Ambas tiene claro que volverán a Kenia con Youcanyolé en cuanto les sea posible, “aunque yo antes e tomaré un tiempo porque la experiencia me ha marcado bastante y todavía estoy en una fase en la que debo asimilar todo lo que he vivido allí”, recalca Pérez.
“En mi caso volveré porque me han impresionado muchísimo los orfanatos que hay en Kibera. Creo que debemos ayudar a que los niños que tienen allí puedan tener una vida mejor y me he prometido volver en cuanto pueda a echar u cable”, afirma Moreno. Gabriel Ferrándiz/COECS.