La lectura como terapia. Al menos eso se deduce del estudio elaborado por Ángel Collado y Miguel Esteve (pertenecientes a los centros de salud de la Font de Sant Lluis y Padre Jofré de Valencia respectivamente) en la revista Elsevier, que determina que la lectura de forma habitual es una magnífico protector contra el deterioro cognitivo.
El estudio, se realizó con una muestra formada por 153 personas mayores de 65 años (51 casos y 102 controles). Se midió el deterioro cognitivo mediante el Miniexamen Cognitivo de Lobo, y el hábito de lectura con la escala de la Federación de Gremios y Editores de España. Según los autores «el aumento de la esperanza de vida en las sociedades desarrolladas implica un aumento de las enfermedades degenerativas asociadas a la edad, entre las cuales el deterioro cognitivo es principal causa de discapacidad. En Occidente, la demencia en los mayores de 65 años alcanza al 5% a 10%2. En cuanto al deterioro cognitivo leve, éste puede afectar hasta al 20% de las personas en estas edades».
Las conclusiones de este estudio coinciden, según los autores, con varios análisis internacionales que relacionan de forma directa el hábito de lectura y la formación académica con el desarrollo de demencias. «Recientes metaanálisis -aseguran en su informe los autors-, sugieren también una asociación causal clara entre el nivel educativo y la demencia10. En cuanto al hábito de la lectura, estudios internacionales identifican esta variable como factor protector de deterioro cognitivo. En un estudio de casos y controles de tamaño similar11 se inquirió sobre el hecho de leer raramente libros o periódicos, y se concluyó que este hecho era un factor de riesgo de demencia. En un estudio se demuestra que, tras 5 años de seguimiento, no leer ni escribir conllevó un mayor riesgo de demencia y queeste riesgo se incrementaba a los 10 años. Ambas variables, nivel educativo superior y lectura, muestran una fuerte influencia en la protección de varios dominios cognitivos».
Collado y Esteve aseguran en us estudio que «el hábito de la lectura, tanto en frecuencia como en historia de lectura, muestra una asociación con el deterioro cognitivo, de gran magnitud, incluso en los resultados del análisis estratificado. Mediante regresión logística aparece como factor de riesgo de deterioro cognitivo la edad superior a 75 años, y como factores protectores el hábito de la lectura frecuente durante más de 5 años y poseer al menos estudios primarios completos».
Entre las variables sociodemográficas que han analizado estos expertos, la edad avanzada, los trabajos de «cuello azul», en el hogar y en la agricultura, así como los bajos niveles de escolarización, han resultado ser factores de riesgo. «No mostraron asociación, en cambio, otras características sociodemográficas como los antecedentes paternos de demencia y el riesgo cardiovascular. Estos resultados coinciden con los de otros estudios realizados en atención primaria, en los cuales la edad y el bajo nivel de estudios constituyen factores de riesgo de deterioro cognitivo», aseguran los autores.
Leer para evitar la demencia
Una de las conclusiones que extraen los expertos de los datos recopilados esl a necesidad de fomentar la lectura como método para minimizar el impacto de las demencias en edades avanzadas. «El fomento de la lectura podría ser una buena estrategia de prevención primaria de ámbito poblacional, aunque son necesarios más estudios observacionales, sin las limitaciones del nuestro, para confirmar esta asociación.», aseguran. G. Ferrándiz/COECS.