Sanidad lleva aproximadamente un año sin aprobar nuevos tratamientos farmacológicos que suponen un avance terapéutico para los pacientes y que además están ya aprobados en la Unión Europea. Hasta 40 nuevos tratamientos, según publica EcoSanidad, que tienen la autorización para ser comercializados en Europa, duermen aún en el cajón del Ministerio, a la espera de que el Gobierno decida finalmente su aprobación.
El motivo es económico. Para aprobar estos avances médicos, debe «ponerles precio», es decir, llegar a un acuerdo con las compañías farmacéuticas para poder ofrecerlos a los pacientes en los hospitales. Posteriormente, cada comunidad autónoma y cada hospital llega a los mismos acuerdos con las propietarias de los tratamientos. «Pero mientras el Ministerio no los apruebe, los tratamientos están parados y los pacientes no pueden acceder a ellos», aseguran las mismas fuentes.
Avances en oncología
En muchos casos, se trata de avances en el tratamiento de enfermedades como el cáncer. También hay casos de medicamentos huérfanos, aquellos que por ir dirigidos a una minoría, en muchos casos de enfermedades raras, suelen tener un proceso de aprobación más rápido. «Sin embargo, desde hace dos años, las restricciones en la aprobación de nuevos medicamentos han aumentado, evidentemente por razones de contención del gasto», afirman desde el sector.
De hecho, desde el mes de junio de 2010, la Agencia Europea del Medicamento -el organismo de la UE encargado de autorizar los nuevos fármacos- ha aprobado cerca de 30 nuevos medicamentos que suponen un claro avance para los pacientes de enfermedades como el cáncer. De esos 30, sólo 11 están actualmente disponibles en los hospitales españoles.
«Este escaso número de aprobaciones en España no casa con la imagen de que aquí tenemos los tratamientos más avanzados en nuestra sanidad. Además, repercute directamente en las compañías innovadoras radicadas en nuestro país. Estas compañías están esperando a que se les aprueben los medicamentos, ya que de esa decisión dependen muchas inversiones futuras. Incluso, si merece la pena seguir invirtiendo en España», según claman desde las compañías farmacéuticas.
Desde dentro del Ministerio comprenden esta situación, pero aseguran que no van a aprobar ningún fármaco de estas características, «que suponen un alto precio para las arcas públicas», sin que se estudien todos los informes necesarios en los que se justifique su coste-efectividad. Según explica el subdirector general de Farmacia del Ministerio, Carlos Lens, «los medicamentos tendrán que probar su valor para conseguir financiación y un precio razonable para la industria. La innovación que debemos financiar es la que tiene resultados adicionales», recalca el responsable de aprobaciones en Sanidad. El Economista.