SendeCOECS ha querido despedir el año 2013 con una marcha senderista de gran nivel. Se trataba de recorrer los aproximádamente 20 kilómetros que bordean las hoces del río Turia en las inmediaciones de Chulilla, en pleno corazón de la comarca de Los Serranos. El objetivo era ambicioso ya que no es una marcha de iniciación precisamente pero todos los integrantes de esta expedición lo consiguieron con un resultado más que satisfactorio. La ruta nos ha permitido conocer una de las zonas agrestes más bellas de la Comunitat Valenciana (y una gran desconocida para mucha gente a pesar de albergar algunas zonas de montaña realmente impresionantes).
Sin duda esta dura ruta ha sido una de las experiencias más gratificantes que hemos podido tener los miembros de SendeCOECS para finalizar el año y eso a pesar del frío que reinaba en Chulilla a las 9 de la mañana.
La salida del pueblo por sus calles encaladas se ha transformado muy pronto en un recorrido por un paisaje de piedra y agua impresionante. La ruta nos ha llevado, en primer lugar, hacia el cauce del río Turia , que por esta zona pasa encerrado entre paredes de piedra de más de 100 metros de altura . El camino, tallado en la roca, nos ha enseñado su primera sorpresa, una canal de distribución de aguas que ya ha permitido a los senderistas hacer las primeras fotografías de esta ruta por Chulilla.
El llamado Charco Azul ha sido el siguiente espacio para descubrir. Una zona del río que queda embalsada durante unos metros y que nos deja para el vista este espectacular lugar de agua y piedra. Antiguamente todavía podía sortear por el lateral mediante y una pasarela de madera pero hoy es aconsejable no subir -se porque está en mal estado. Nosotros hemos preferido no arriesgarnos a un chapuzón en plena helada y hemos continuado haciendo la ruta circular que nos iba a llevar, de nuevo en dirección a Chulilla por el otro lado del río Turia. Este tramo, con pistas anchas y fáciles es idóneo para hacer en familia, ya que te lleva de vuelta al pueblo en un trayecto de menos de 4 kilómetros. Es el momento de disfrutar del paisaje de otoño y del río, que es uno de los más bonitos que tenemos en la comunidad valenciana.
La cueva del Gollizno y la del Tesoro son dos de los puntos que ningún senderista debe dejar de visitar. El trayecto es relativamente fácil y nos sorprende siempre con maravillas como la propia cueva del Gollizno, un abrigo de piedra de casi 100 metros de largo en donde hemos compartido un momento con otros senderistas procedentes de Valencia.
La marcha hacia la cueva del tesoro es bien diferente del camino que hemos hecho hasta ahora. Una escalada por las gargantas de piedra ha hecho que los senderistas ponen a prueba la agilidad y las fuerzas. Sin embargo el ambiente no podía ser más alegre, ya que el objetivo se encontraba cada vez más cerca.
La llegada al frailecillo, una mole de piedra con unas vistas fenomenales sobre Chulilla, ha sido el momento de parar y admirar el paisaje. Esta roca situada justo enfrente del pueblo ha marcado e inicio de un descenso hacia la zona en la que se pueden admirar unas interesantes pinturas rupestres.
El camino desde allí y hacia el embalse de Loriguilla ha sido en gran parte por una pista en muy buen estado pero azotada por el viento, lo que ha hecho poco confortable este tramo de camino. Sólo la llegada a la zona de barrancos y gargantas que nos marca el camino de vuelta a Chulilla ha puesto fin a la ventisca que ha dejado a los senderistas bastante cansados de cara a los últimos kilómetros de recorrido.
Eso sí, estos cuatro últimos kilómetros han sido espectaculares. Las gargantas del Turia, cruzadas por pasarelas colgantes que van trepando por sus paredes son un espectáculo para los sentidos y nadie ha podido resistirse a hacer fotos de esta maravilla natural existente a apenas una hora y cuarto de la ciudad de Castellón.
Los últimos metros de regreso al pueblo (y al a comida que nos estaba esperando) se han realizado por carretera. Un alivio para los pies de muchos senderistas que, pese al esfuerzo realizado en esta jornada, han destacado lo impactante que es este recorrido natural. Gabriel Ferrándiz/COECS.