La celiaquía afecta a uno de cada 100 europeos y dos de cada tres celíacos son mujeres. No es, por tanto, una dolencia infrecuente pero, para muchos ciudadanos, sigue siendo una enfermedad casi desconocida.
Para aclarar algún concepto diremos que la enfermedad celíaca es un intolerancia permanente al gluten del trigo, la cebada, el centeno y, muy probablemente, la avena. Se produce en individuos genéticamente predispuestos, caracterizada por una reacción inflamatoria, de base inmune, en la mucosa del intestino delgado que dificulta la absorción de macro y micronutrientes.
Por lo general le provoca a los afectados pérdidas de peso y masa muscular, del apetito, fatiga, náuseas, vómitos, diarreas, distensión abdominal, retraso en el crecimiento, irritabilidad, apatía, introversión, dolores abdominales, anemia y otros síntomas.
Hoy, 27 de mayo, se celebra el Día Mundial de la Celiaquía y los afectados en Castellón, representados por la Asociación de Celiacos de Castellón, Acecova, reclaman más atención y compromiso por parte de las administraciones hacia este problema, que a parte de los problemas fisiológicos que produce conlleva un castigo social debido al alto coste de los productos de consumo seguro que se ven obligados a comprar los afectados.
En alerta constante a la hora de consumir
El día a día de un afectado por celiaquía dista mucho del de cualquier otro ciudadano. Evitar la ingesta de productos con gluten les obliga a mantener un estado de alerta casi continuo en el que, quieran o no, se ven involucrados todos aquellos que comparten su vida con ellos.
Desde la Federación de Asociaciones de Celiacos de España, Face, se trabaja para facilitarles la vida a sus asociados. Una aplicación de móvil creada por ellos es capaz de leer los códigos de barras les permite verificar si un producto es o no seguro para su consumo. Es un pequeño gran avance en la normalización de esta dolencia pero el camino para que el resto de la sociedad y la administración se implique en poner soluciones o facilitarles la vida es largo aún. Gabriel Ferrándiz/COECS.