La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) prevé que esta primavera el nivel de polen -y las alergias producidas por el mismo- en el litoral mediterráneo está siendo muy moderado debido a la escasez de lluvias.
Cabe recordar que las enfermedades alérgicas en España afectan a un 33% de la población, esto es, 16 millones de personas. Entre los alérgicos, aproximadamente la mitad, lo son a pólenes de plantas.
“Este año los ocho millones de alérgicos al polen se enfrentan a una primavera de intensidad moderada, con una concentración por metro cúbico de aire de unos 5.300 granos”, revela el doctor Ángel Moral, presidente del Comité de Aerobiología de la SEAIC. “En nuestro país las especies que más síntomas producen en orden decreciente son: gramíneas, olivo, ciprés, salsola, plátano de sombra y parietaria. En determinadas zonas geográficas pueden ser importantes otros pólenes, como la palmera en Elche o el abedul en Galicia”.
Existe una relación directa entre las precipitaciones del otoño e invierno y los recuentos de pólenes de gramíneas durante la primavera. La recopilación de estos datos, junto con otros factores como la temperatura y la humedad, ha permitido a la SEIAC establecer el nivel de intensidad de esta primavera, en diferentes zonas geográficas, en colaboración con el Área de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad de Castilla-La Mancha. Atendiendo al número de gramíneas recogido, podemos clasificar una primavera como: leve (menos de 4.000 granos/m3), moderada (4.000-6.000 granos/m3) o intensa (más de 6.000 granos/m3). El otoño de 2014 fue muy húmedo (precipitación media de 197 milímetros) pero el invierno ha sido seco (150 milímetros) y con una distribución desigual. Los datos acumulados del otoño e invierno último, muestran un descenso del 6% por debajo de la media.
Las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología para esta primavera indican precipitaciones ligeramente inferiores a la media en el conjunto de la España y temperaturas más altas en la mitad oriental.
Herramientas para el control de la alergia
La inmunoterapia o vacunación antialérgica debe considerarse siempre como una herramienta terapéutica de primer orden en el manejo de los pacientes alérgicos. Tal y como afirma el doctor Joaquín Sastre, presidente de la SEAIC, “es el único tratamiento que puede modificar la evolución natural de la patología alérgica. Por lo tanto, hay que valorar, a la hora de elegir un tratamiento diferente, todos los costes afectados”.
Múltiples estudios farmacoeconómicos realizados tanto en la Unión Europea como en Estados Unidos, avalan la inmunoterapia subcutánea y sublingual como tratamiento coste efectivo de las enfermedades alérgicas. “La inmunoterapia proporciona una disminución significativa de los costes totales en salud inducidos por la enfermedad alérgica respiratoria, disminuyendo tanto los gastos indirectos (pérdida de productividad laboral y calidad de vida del paciente) como los gastos directos (costes por actos médicos y gasto en fármacos para el control de síntomas)”, apunta el doctor Sastre.
Los datos más relevantes son los referidos a estos costes directos: la inmunoterapia disminuye un 40% los gastos en servicios médicos y un 30% el referido a uso de fármacos de alivio sintomático. La patología alérgica dificulta en muchos aspectos la vida diaria de los pacientes, a la vez que lleva consigo un alto coste socioeconómico.
Ante esta situación el presidente de la SEAIC afirma que “las enfermedades alérgicas precisan de un manejo integral, no sólo desde el punto de vista terapéutico, sino también orientando al paciente sobre cómo convivir mejor con su enfermedad”.
Una app para controlar los niveles de polen en cada zona
Polen Control, la única app avalada por la SEAIC, ha sido actualizada recientemente con importantes mejoras con la colaboración del laboratorio Almirall. Esta aplicación permite al paciente completar en menos de un minuto, un breve cuestionario indicando los síntomas que ha sufrido así como el consumo de medicamentos, durante la época de polinización, además de informar al paciente sobre los niveles diarios cuantitativos de los diferentes pólenes, a los que el paciente es alérgico. “Gracias a esta aplicación los alergólogos podremos conocer cuál ha sido la evolución de los síntomas del paciente y el tratamiento utilizado, lo que revertirá en un mejor control de su enfermedad”, señala el experto.
Más alergia en las ciudades por culpa de los motores diesel
En las ciudades, a pesar de existir menos cantidad de pólenes que en las zonas rurales, las enfermedades alérgicas son cada vez más frecuentes. La contaminación y la plantación de especies muy alergénicas parecen explicar esta situación. Actualmente, entre un 10% y un 25% de la población en los países industrializados padece rinitis alérgica, y el diagnóstico de asma se ha incrementado entre un 4% y un 10%.
“Hace décadas era una enfermedad poco frecuente. Ahora la alergia a pólenes puede afectar hasta al 40% de la población y curiosamente, pese a que hay más pólenes en el ámbito rural, los que se hacen alérgicos son los habitantes de las ciudades, donde se mezclan pólenes y contaminación”, comenta la doctora Pilar Mur, jefa de Alergología del Hospital de Santa Bárbara de Puertollano. La contaminación no solo afecta a los humanos. “Las plantas están sufriendo sus efectos y están reaccionando de manera defensiva fabricando nuevas proteínas, denominadas proteínas de estrés, que tienen un efecto directo sobre la alergenicidad de los granos de polen”, añade la experta. Las partículas de emisión diésel producidas por los vehículos y las calefacciones crean un ambiente hostil y las plantas presentan proteínas diferentes a los pólenes de zonas no contaminadas, más agresivas”.
La doctora Mur indica que la combustión incompleta del diésel y del aceite para motores produce numerosas sustancias nocivas. Las partículas diesel están constituidas en un 80% por partículas de tamaño ultrafino que pueden atravesar alveolos y capilares sanguíneos aumentando la sensibilización frente a un alérgeno.